El cerebro detecta los errores antes de que se produzcan

En la era de la inmediatez digital y las demandas cada vez más rápidas, las equivocaciones parecen ser el enemigo a evitar. Sin embargo, lo que muchos desconocen es que nuestro cerebro tiene una habilidad asombrosa: detectar errores antes de que se produzcan. Aunque pueda parecer cosa de ciencia ficción, diversos estudios científicos han descubierto este sorprendente fenómeno y vamos a sumergirnos en ello.

Entendiendo el cerebro y sus mecanismos predictivos

El cerebro es una estructura compleja que constantemente procesa y analiza información. Una de sus funciones más fascinantes es la de predecir y anticipar eventos. Por ejemplo, si echas una pelota al aire, tu cerebro ya tiene una idea de dónde y cuándo caerá. Este mecanismo predictivo también se extiende a nuestros propios errores.

La investigación detrás del fenómeno

Un estudio llevado a cabo en 2009 por los científicos Clemens Maidhof, Martina Rieger, Wolfgang Prinz y Stefan Koelsch, arrojó luz sobre cómo el cerebro es capaz de prever errores, en particular, en el ámbito musical. Los investigadores analizaron la actividad cerebral de músicos mientras tocaban instrumentos y observaron que, antes de cometer un error, se producía una señal específica en el cerebro, indicando que había detectado una inminente equivocación.

A través de técnicas de electroencefalografía (EEG), los científicos identificaron una actividad neuronal que aparecía milisegundos antes de que el error se manifestara. Esto sugiere que el cerebro no solo es consciente del error antes de que ocurra, sino que también intenta corregirlo.

Otros estudios científicos posteriores (se indican al final del artículo) corroboraron este mismo fenómeno.

¿Por qué el cerebro anticipa estos errores?

La capacidad del cerebro para anticipar errores es probablemente un mecanismo de supervivencia que ha evolucionado a lo largo del tiempo. En el pasado, ser capaz de anticipar un error podría haber sido la diferencia entre la vida y la muerte. Por ejemplo, al cazar o huir de un depredador, prever un tropiezo o una mala decisión podría salvarnos de una situación peligrosa.

En la sociedad moderna, si bien no enfrentamos los mismos peligros, este mecanismo sigue siendo crucial. Nos ayuda a aprender, adaptarnos y mejorar en diversas actividades, desde aprender a tocar un instrumento hasta conducir un coche.

Implicaciones y aplicaciones en la vida diaria

Entender que nuestro cerebro tiene la habilidad de prever errores tiene potenciales aplicaciones en áreas como la educación, la formación profesional o la rehabilitación. Por ejemplo, al entrenar habilidades específicas, los educadores podrían utilizar técnicas que ayuden a los alumnos a ser más conscientes de estas señales cerebrales, permitiéndoles corregir sus errores con mayor eficacia.

Además, podría ser útil en la formación de hábitos y en la toma de decisiones, ya que al ser conscientes de esta capacidad cerebral, podríamos prestar más atención a nuestras intuiciones y ajustar nuestras acciones en consecuencia.

Conclusión: nuestro cerebro se anticipa al error

La capacidad del cerebro para detectar errores antes de que se produzcan es un testimonio de la asombrosa complejidad y adaptabilidad de nuestra mente. A medida que la ciencia continúa descubriendo los misterios del cerebro, es probable que encontremos más ejemplos de cómo nuestro órgano más vital trabaja en silencio, protegiéndonos, guiándonos y ayudándonos a aprender de nuestros errores.


Fuentes científicas:

  • Maidhof, C., Rieger, M., Prinz, W., & Koelsch, S. (2009). Nobody is perfect: ERP effects prior to performance errors in musicians indicate fast monitoring processes. PLoS One4(4), e5032.
  • Ruiz, M. H., Strübing, F., Jabusch, H. C., & Altenmüller, E. (2011). EEG oscillatory patterns are associated with error prediction during music performance and are altered in musician’s dystonia. Neuroimage55(4), 1791-1803.
  • Liang, C., Earl, B., Thompson, I., Whitaker, K., Cahn, S., Xiang, J., … & Zhang, F. (2016). Musicians are better than non-musicians in frequency change detection: behavioral and electrophysiological evidence. Frontiers in Neuroscience10, 464.

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El cerebro detecta los errores antes de que se produzcan

Un comentario en “El cerebro detecta los errores antes de que se produzcan

  1. A algunos científicos les encanta la tautología. Los movimientos que realiza un pianista, cuando interpreta una obra compleja y con brío, como por ejemplo "La Campanella", son tan rápidos y requieren tal precisión y coordinación que serían imposibles de llevar a cabo si la corteza cerebral se encargara de la mayoría del trabajo (e incluso si fuera capaz desde el punto de vista computacional, aún sería físicamente imposible dada la velocidad de transmisión del impulso nervioso y las distancias que tiene que recorrer).

    Aunque sea una simplificación, es bastante acertado describirlo imaginando que la corteza cerebral supervisa y hace encargos. Pero el trabajo, sobre todo lo más duro, lo hacen otros. De hecho, se ha demostrado que si el músico (o el deportista, o el estudiante o el oficinista, el cirujano, el amante… es igual para todos), está nervioso, entonces el neocórtex toma de nuevo las riendas y reitera patrones propios de la etapa de aprendizaje, lentos, disociados y menos fluidos, en un intento contraproducente por controlar al máximo lo que hace y no errar. Y viceversa.

    Seguramente todos hemos experimentado eso que llaman "estado de flujo", cuando la concentración en una actividad intelectiva, con componente psicomotor, alcanza un nivel tan alto que, a nuestro alrededor, el mundo se desvanece y hay alguien que mueve por uno las manos con engañosa y placentera naturalidad.

    En definitiva, el cerebro no necesita escuchar la nota para saber que se ha equivocado porque el sonido no guía la interpretación. Los sistemas subcorticales utilizan sobre todo la propiocepción y la corteza cerebral. Mientras activa el siguiente paso, comprueba que el patrón de activación previo se ha ajustado al modelo aprendido; y, cuando no es así, prevé el error: la nota malsonante únicamente confirma de manera inequívoca lo que el cerebro de uno, o sea "uno mismo" ya sabía.

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